EL NIÑO CON EL PIJAMA DE RAYAS

El libro revelación. Pero, ¿tan especial es esta novela? ¿Tanta emoción suscita? ¿De verdad es inolvidable?
La novela, del joven autor irlandés John Boyne, viene precedida por un gran éxito en Irlanda y por su inminente traducción a dos decenas de idiomas, incluso se está preparando una versión cinematográfica.
Incluso en las críticas, se omite cualquier referencia a su argumento porque hay que leerla sin saber de qué trata, porque no hay que desvelar la sorpresa.
El niño con el pijama de rayas trata un tema tan trascendente y doloroso en nuestra historia reciente como el holocausto. No desde un punto de vista histórico, ni desde un punto de vista adulto. La narración de los hechos se ofrece a través de la perspectiva de un niño de 9 años, Bruno hijo de un comandante nazi que es destinado a dirigir el campo de concentración de Auschwitz. El niño pasará de una vida tranquila en Berlín, en una maravillosa casa, a vivir junto a la alambrada del campo de concentración. A lo lejos consigue ver a muchos hombres y niños con pijama de rayas.
El aburrimiento de su nueva vida y su afán explorador lo llevan a escaparse buscando alguna aventura, algún amigo, hasta que conoce al niño con pijama de rayas en un punto de la alambrada que ha conseguido mantenerse a salvo de las miradas y los fusiles de los soldados. Entre ellos, que nacieron el mismo día, surge una relación de necesidad, más que de amistad, que les lleva a acabar juntos al final de la novela, al mismo lado de la alambrada.
Testimonios de lectores recuerdan la magistral ternura con que Roberto Benigni nos hace pasearnos por La vida es bella. La perspectiva del adulto deformando la realidad para salvaguardar al niño de las atrocidades que se cometen junto a él, hace que algunos (muchos) lectores se identifiquen absolutamente con la historia en la que se derraman carcajadas y lágrimas por igual.